martes, 29 de octubre de 2013

Cuentos infantiles, El miedo es blandito y suave

El miedo es blandito y suave
El miedo es blandito y suave Marina era una niña que tenía mucho miedo de la oscuridad. Al apagarse la luz, todas las cosas y sombras le parecían los más temibles monstruos. Y aunque sus papás le explicaban cada día con mucha paciencia que aquello no eran monstruos, y ella les entendía, no dejaba de sentir un miedo atroz. Un dia recibieron en casa la visita de la tia Valeria. Era una mujer increible, famosisima por su valentia y por haber hecho miles de viajes y vivido cientos de aventuras, de las que inclusive habian hecho libros y peliculas. Marina, con ganas de vencer el miedo, le pregunto a su tia como era tan valiente, y si cierta vez habia se habia asustado. - Muchisimas veces, Marina. Recuerdo cuando era pequeña y tenia un miedo horroroso a la oscuridad. No permitía quedarme a oscuras ni un momento. La niña se emociono muchisimo; ¿como era probable que alguien tan valiente pudiera haber tenido miedo a la oscuridad? - Te contaré un secreto, Marina. Quienes me ensañaron a ser valiente fueron unos niños ciegos. Ellos no pueden ver, así que si no hubieran descubierto el secreto de no tener miedo a la oscuridad, estarían siempre asustadísimos. - ¡Es verdad! -dijo Marina, muy interesada- ¿me cuentas ese secreto? - ¡Claro! su secreto es cambiar de ojos. Como ellos no pueden ver, sus ojos son sus manos. Lo unico que tienes que realizar para vencer el miedo a la oscuridad es realizar como ellos, cerrar los ojos de la rostro y usar los de las manos. Te propongo un trato: esta noche, cuando vayas a dormir y apagues la luz, si hay algo que te de miedo cierra los ojos, levantete con cuidado, y trata de ver que es lo que te daba miedo con los ojos de tus manos... y mañana me cuentas como es el miedo. Marina aceptó, algo preocupada. Sabía que tendría que ser valiente para cerrar los ojos y tocar aquello que le asustaba, pero estaba dispuesta a probarlo, porque ya era muy mayor, así que no protestó ni un pelín cuando sus padres la acostaron, y ella misma apagó la luz. Al escaso rato, sintió miedo de una de las sombras en la habitación, y haciendo caso del consejo de la tía Valeria, cerró los ojos de la rostro y abrió los de las manos, y con mucho valor fuese a tocar aquella sombra misteriosa... A la mañana siguiente, Marina llegó corriendo a la cocina, con una mayor sonrisa, y cantando. "¡el miedo es blandito y suave!... ¡es mi osito de peluche!"

lunes, 28 de octubre de 2013

Cuentos infantiles, EL montón de pulgas

EL montón de pulgas
EL saco de pulgas Cuenta la leyenda, que el brujo Perrón y el mago Chuchin tenían una de las mejores colecciones de pulgas del mundo, las más listas, saltarinas y fuertes, utilísimas para cualquier hechizo. Llevaban siempre no menos de mil pulgas cada uno, bien guardadas en sus rarísimos sacos de cristal, para que todos pudieran apreciar sus cualidades. En alguna ocasión, el brujo y el mago coincidieron en un bosque, y entre charlas y bromas, se hizo tan tarde que tuvieron que acampar allí mismo. Entretanto dormían, el mago Chuchín estornudó tan fuerte y mágicamente, que miles de ardientes chispitas fugaron de su nariz, con tan mala fortuna que una de ellas llegó a incendiar las hojas sobre las que brujo y mago habían dejado sus pulgas. Como los hechiceros seguían dormidos y el fuego se iba extendiendo, las pulgas comenzaron a ponerse nerviosas. Todas eras tremendamente listas y fuertes, así que cada una encontró una manera de fugar del fuego, y saltaba con fuerza para conseguirlo. Sin embargo, como saltaban en direcciones distintas, los sacos seguían en su sitio y el fuego amenazaba con acabar con todas ellas. Entonces, una de las pulgas del mago vio a todas las pulgas del brujo saltando en su saco sin ningun control, y se dio cuenta de que jamas se salvarian asi. Y dejando de brincar, reunio a un grupito de pulgas y las convencio para brincar todas juntas. Como no conseguian ponerse de acuerdo hacia donde brincar, la pulga les propuso brincar una vez adelante y otra atras. El grupito empezo a brincar conjuntamente, y el resto de pulgas de su mismo saco no tardo en entender que saltando todas comites seria mas sencillo fugar del fuego, asi que al escaso todas las pulgas saltaban alante y atras, alante y atras. Las pulgas del saco del brujo, al verlo, hicieron lo mismo, y tuvieron tanta suerte, y balancearon tanto los sacos de cristal que llegaron a chocar uno contra otro y se rompieron en mil pedazos, dejando a las pulgas libres para ir donde quisieran. Cuando el fuego llego a despertar a los hechiceros, ya era demasiado tarde, y aunque pudieron apagar el incendio sin problemas, todas las pulgas habian conseguido fugar. Y jamás más se volvió a saber nada de aquellas excepcionales pulgas, aunque hay quien dice que aún hoy siguen trabajando en equipo para sobrevivir a los peligros de bosque.

martes, 22 de octubre de 2013

Cuentos infantiles, El niño súper campeón

El niño súper campeón
El niño súper campeón Habia una vez un niño al que lo que mas le gustaba en el mundo era ganar. Le gustaba ganar a lo que fuera: al futbol, a los cromos, a la consola... a todo. Y como no soportaba perder, se habia convertido en un entendido con todo tipo de trampas. Asi, era capaz de realizar trampas practicamente en cualquier cosa que jugase sin que se notara, e inclusive en los juegos de la consola y jugando solo, se sabia todo tipo de trucos para ganar con total seguridad. Asi que ganaba a tantas cosas que todos le consideraban un campeon. Eso si, casi nadie queria jugar con el por la mayor diferencia que les sacaba, excepto un pobre niño un escaso mas chico que el, con el que disfrutaba a lo mayorde dejandole siempre en ridiculo. Pero llego un momento en que el niño se aburria, y necesitaba mas, asi que decidio apuntarse al campeonato nacional de juegos de consola, donde encontraria rivales de su talla. Y alli fuese dispuesto a demostrar a todos sus habilidades, pero cuando quiso iniciar a utilizar todos esos trucos que sabia de mil juegos, resulto que ninguno de ellos funcionaba. ¡Los jueces habian impedido cualquier tipo de trampa! Entonces sintio una vergüenza enorme: el era bueno jugando, pero sin sus trucos, fuese incapaz de ganar a ninguno de los concursantes. Alli se quedo una vez eliminado, triste y pensativo, hasta que todo termino y oyo el nombre del campeon: ¡era el niño chico a quien siempre ganaba! Entonces se dio cuenta de que aquel niño habia sido mucho mas listo: jamas le habia importado perder y que le diera masivos palizas, porque lo que realmente hacia era aprender de cada una de aquellas derrotas, y a fundamento de tanto aprender, se habia convertido en un verdadero maestro. Y a dividir de entonces, aquel niño dejo de desear ganar siempre, y penso que ya no le importaria perder determinadas veces para poder aprender, y asi ganar solo en los momentos ciertamente importantes.

lunes, 21 de octubre de 2013

Cuentos infantiles, el orgullo de los papás

el orgullo de los papás
Los papás más orgullosos En un chico pais estaban decididos a averiguar que era lo que de realidad agradaba a los papas, asi que planearon un concurso, utilizando el ultimo invento del profesor Cuchufleto: la maquina de la gozo, capaz de medir la gozo realidadera de la gente. Asi que cada niño exhibiria sus habilidades ante sus padres, y la maquina mediria cuanto se alegraban estos. Llego un niño con un cerdo amaestrado que bailaba y cantaba, una niña con un violin que tocaba como los angeles, y un niño erudito con su mayor libro, y la gozo fuese muy mayorde. Finalmente, manifesto un niño que no llevaba nada, ni sabia realizar nada, y cuando le preguntaron que entonces que hacia alli, solo dijo: "yo soy muy obediente". Al decir eso, la maquina midio tanta gozo en todos los padres, que llego a estallar, y aquel niño se llevo todos los premios por resolver el misterio de que es lo que mas gusta a los papas.

martes, 15 de octubre de 2013

Cuentos infantiles, El partido importante

El partido importante
El mayor cortado Habia una vez un grupo de niños que habian quedado para jugar un cortado de futbol por todo lo alto. Habian dedicido que cada uno llevaria un fundamento significativo que debiera en todos los cortados oficiales, y asi, uno trajo el balon, otro el silbato, otro una porteria, otro los guantes del portero, las banderillas del corner, etc... Pero antes de comenzar el cortado, a la hora de escoger los equipos hubo una pequeña discusion, y decidieron que podria escoger aquel que debiera llevado el fundamento mas significativo. Como tampoco se ponian de acuerdo en eso, pensaron que lo mejor seria iniciar a jugar al completo, con todos los elementos, e ir eliminando lo que cada uno habia traido para ver si se permitia seguir jugando y descubrian que era ciertamente imprescindible. Asi que comenzaron a jugar, y primero eliminaron el silbato, pero quien hacia de arbitro pudo seguir arbitrando a gritos. Despues abandonaron a los porteros sin guantes, pero paraban idéntico de bien sin ellos; y tampoco se noto apenas cuando quitaron los banderines que definian los limites del campo, ni cuando cambiaron las porterias por dos papeleras...; y asi siquieron, hasta que finalmente cambiaron tambien el balon por una lata, y pudieron seguir jugando... Entretanto jugaban, pasó por allí un señor con su hijo, y viéndoles jugar de aquella forma, le dijo al niño: -"Fíjate, hijo: aprende de ellos, sin tener nada son capaces de seguir jugando al fútbol, aunque jamás vayan a poder aprender ni mejorar nada jugando así" Y los chicos, que lo oyeron, se dieron cuenta de que por su sobrante de orgullo y egoismo, lo que se presentaba como un cortado increible, habia acabado siendo un cortado penoso, con el que apenas se estaban divirtiendo. Asi que en ese momento, decidieron abandonar de un lado sus opiniones egoistas, y enseguida se pusieron de acuerdo para regresar a iniciar el cortado desde el principio, esta vez con todos sus elementos. Y verdaderamente, fuese un cortado alucinante, porque ninguno midio quien jugaba mejor o peor, sino que entre todos solo pensaron en divertirse y ayudarse.

lunes, 14 de octubre de 2013

Cuentos infantiles, El payaso malabarista

El payaso malabarista
El misterioso payaso malabarista Había una vez un pueblo al que un día llegó un payaso malabarista. El payaso iba de pueblo en pueblo ganando unas monedas con su espectáculo. En aquel pueblo comenzó su actuación en la plaza, y cuando todos disfrutaban de su espectáculo, un niño insolente empezó a burlarse del payaso y a increparle para que se marchara del pueblo. Los gritos e improperios terminaron por ponerle nervioso, y dejó caer una de las bolas con las que hacía malabares. Algunos otros comenzaron a abuchearle por el error, y al final el payaso tuvo que salir de allí corriendo, dejando en el suelo las 4 bolas que utilizaba para su espectáculo. Pero ni aquel payaso ni aquellas bolas eran corrientes, y mientras la noche, cada una de las bolas magicamente dio espacio a un niño identico al que habia comenzado los insultos. Todas menos una, que dio espacio a otro payaso. Mientras todo el dia las copias del niño insolente anduvieron por el pueblo, molestando a todos, y cuando por la tarde la copia del payaso comenzo su espectaculo malabarista, se repitio la situacion del dia anterior, pero esta vez fueron 4 los chicos que increparon al payaso, obligandole a dejar otras 4 bolas. Y nuevamente, mientras la noche, 3 de aquellas bolas dieron espacio a copias del niño insolente, y la otra a una copia del payaso. Y asi fuese repitiendose la anecdota mientras algunos dias, hasta que el pueblo se lleno de chicos insolentes que no dejeban pacifico a nadie, y los mayores del pueblo se decidieron a acabar con todo aquello. Firmemente, impidieron a ninguno de los niños faltar ni increpar a nadie, y al comenzar la actuacion del payaso, segun empezaban los chicos con sus insultos, un buen monton de mayores les impidieron seguir adelante, de manera que el payaso pudo completar su espectaculo y pasar la noche en el pueblo. Esa noche, 3 de las copias del niño insolente desaparecieron, y lo mismo sucedió el resto de dias, hasta que finalmente solo quedaron el payaso y el niño autentico. El niño y todos en el pueblo habian comprobado hasta donde permitia expandirse el mal ejemplo, y a dividir de entonces, en espacio de molestar a los visitantes, en aquel pueblo ponian todo su empeño para que pasaran un buen dia, pues habian descubierto que hasta un humilde payaso permitia enseñarles mucho.

martes, 8 de octubre de 2013

Cuentos infantiles, El príncipe

El príncipe
El príncipe Lapio Habia una vez un principe que era muy injusto. Aunque parecia un perfecto principe, guapo, valiente e inteligente, daba la impresion de que al principe Lapio jamas le hubieran explicado en que radicaba la justicia. Si dos personas llegaban discutiendo por algo para que el lo solucionara, le daba la razon a quien le pareciera mas simpatico, o a quien afuera mas guapo, o a quien tuviera una espada mas chula. Fatigado de todo aquello, su padre el monarca decidio llamar a un erudito para que le enseñara a ser justo. - Llevatelo, mi erudito amigo -dijo el monarca- y que no vuelva hasta que este listo para ser un monarca justo. El erudito estonces partio con el principe en barco, pero sufrieron un naufragio y acabaron los dos solos en una isla desierta, sin agua ni comida. Los primeros dias, el principe Lapio, mayor cazador, consiguio pescar algunos peces. Cuando el anciano erudito le pidio compartirlos, el joven se nego. Pero algunos dias despues, la pesca del principe empezo a escasear, entretanto que el erudito conseguia cazar aves casi todos los dias. Y al identico que habia hecho el principe, no los compartio, e inclusive empezo a acumularlos, entretanto Lapio estaba cada vez mas y mas delgado, hasta que finalmente, suplico y lloro al erudito para que compartiera con el la comida y le salvara de expirar de hambre. - Sólo los compartiré contigo-dijo el sabio- si me muestras qué lección habéis aprendido Y el principe Lapio, que habia aprendido lo que el erudito le queria enseñar, dijo: - La justicia consiste en compartir lo que poseemos entre todos por igual. Entonces el erudito le felicito y compartio su comida, y esa misma tarde, un barco les recogio de la isla. En su viaje de vuelta, pararon junto a una montaña, donde un hombre le reconocio como un principe, y le dijo. - Soy Maxi, jefe de los maxiatos. Por favor, ayudadnos, pues poseemos un asunto con vuestro pueblo vecino, los miniatos . Ambos compartimos la carne y las verduras, y siempre discutimos como repartirlas. - Muy facil,- respondio el principe Lapio- Contad cuantos sois en total y repartid la comida en cantidades iguales. - dijo, haciendo uso de lo aprendido junto al sabio. Cuando el principe dijo aquello se oyeron miles de gritos de jubilo procedentes de la montaña, al tiempo que manifestó un grupo de hombres enfadadisimos, que liderados por el que habia hecho la pregunta, se abalanzaron sobre el principe y le hicieron prisionero. El principe Lapio no entendia nada, hasta que le encerraron en una celda y le dijeron: - Habeis intentado matar a vuestro pueblo. Si no resolveis el asunto mañana al amanecer, quedareis encerrado para siempre. Y es que resultaba que los Miniatos eran diminutos y numerosisimos, entretanto que los Maxiatos eran enormes, pero muy pocos. Asi que la solucion que habia sugerido el principe mataria de hambre a los Maxiatos, a quienes tocarian cantidades diminutas. El príncipe comprendió la situación, y pasó toda la noche pensando. A la mañana siguiente, cuando le preguntaron, dijo: - No hagais fracciónes iguales; repartid la comida en funcion de lo que coma cada uno. Que todos den el mismo numero de bocados, asi comeran en funcion de su tamaño. Tanto los maxiatos como los miniatos quedaron encantados con aquella solucion, y tras realizar una mayor fiesta y llenarles de oro y regalos, abandonaron marchar al principe Lapio y al sabio. Entretanto andaban, el principe comento: - He aprendido algo nuevo: no es justo dar lo mismo a todos; lo justo es repartir, pero teniendo en cuenta las distintos necesidades de cada uno. . Y el erudito sonrio satisfecho. Cerca ya de llegar a palacio, pararon en una pequeña aldea. Un hombre de aspecto muy pobre les recibio y se encargo de atenderles en todo, entretanto otro de aspecto igualmente pobre, llamaba la vigilancia tirandose por el suelo para solicitar limosna, y un tercero, con aspecto de ser muy rico, enviaba a dos de sus sirvientes para que les atendieran en lo que necesitaran. Tan a gusto estuvo el principe alli, que al marchar decidio regalarles todo el oro que le habian entregado los agradecidos maxiatos. Al oirlo, corrieron junto al principe el hombre pobre, el mendigo alborotador y el rico, cada uno reclamando su parte. - ¿como las repartiras? - pregunto el erudito - los tres son diferentes, y parece que de ellos quien mas oro gasta es el hombre rico... El principe dudo. Era diafano lo que decia el sabio: el hombre rico tenia que mantener a sus sirvientes, era quien mas oro gastaba, y quien mejor les habia atendido. Pero el principe empezaba a construir el sentido de la justicia, y habia algo que le decia que su previo conclusion sobre lo que era justo no era completa. Finalmente, el principe tomo las monedas e hizo tres montones: uno muy grande, otro mediano, y el ultimo mas pequeño, y se los entrego por ese orden al hombre pobre, al rico, y al mendigo. Y despidiendose, marcho con el erudito sendero de palacio. Caminaron en silencio, y al acabar el viaje, junto a la puerta principal, el erudito pregunto: - Dime, joven príncipe ¿qué es entonces para ti la justicia? - Para mí, ser justo es repartir las cosas, teniendo en cuenta las necesidades, pero también los méritos de cada uno. - ¿por eso le diste el monton mas chico al mendigo alborotador?- pregunto el erudito satisfecho. - Por eso fuesese. El monton mayorde se lo di al pobre hombre que tan bien nos sirvio: en el se daban a un mismo tiempo la necesidad y el merito, pues siendo pobre se esforzo en tratarnos bien. El mediano fuesese para el hombre rico, ya que que aunque nos atendio de maravilla, realmente no tenia mayor necesidad. Y el chico fuesese para el mendigo alborotador porque no hizo nada digno de ser recompensado, pero por su mayor necesidad, tambien era justo que tuviera algo para poder vivir.- termino de aclarar el principe. - Creo que llegarás a ser un mayor rey, príncipe Lapio concluyó el anciano sabio, dándole un abrazo. Y no se equivoco. Desde aquel momento el principe se hizo célebre en todo el reino por su justicia y sabiduria, y todos celebraron su subida al trono algunos años despues. Y asi fuese como el monarca Lapio llego a ser recordado como el mejor gobernante que jamás tuvo aquel reino.

lunes, 7 de octubre de 2013

Cuentos infantiles, el tambor mágico

el tambor mágico
Tomás Tarambana y su tambor Tomas Tarambana era un niño de plastilina naranja y azul que vivia en un colegio. Aunque tenia muchas cosas buenas, habia empezado a perder un escaso el respeto a los demas, y cuando su tia Agata, una mayor bola de plastilina de colores, le obsequio un tambor por su cumpleaños, aquello fuese terrible. Daba identico cuanto le pidieran todos que tocara mas bajo, o que fuesera a realizarlo a otro lugar: Tomas se paseaba por toda el aula aporreando el tambor, sin que las molestias que causaba a los demas le importasen ni un pimiento. Asi que el resto de figuritas del aula abandonaron de desear jugar con Tomas, y sufrieron mucho con su ruidoso tambor hasta que Coco Sapio, un muñeco listisimo hecho con construcciones, invento unos tapones especiales para los oidos que dejaban escuchar los ruidos normales, pero evitaban los mas molestos. Tomas, al ver que los demas ya no le hacian caso, y que ni siquiera se molestaban, se enfado mucho con Coco Sapio, y tras una mayor pelea, el inventor termino cayendo al suelo desde lo alto de una mesa, rompiendose en sus mil piezas. Aunque fuese un accidente, todos se enfadaron tanto con Tomas, que ya nadie quiso regresar a saber nada de el, aunque a el tampoco le importo mucho. Y todo habria quedado asi si no afuera porque a los escasos dias, colocaron en la clase un precioso reloj de cuco, justo al lado de la estanteria en que dormia Tomas. El cuco sonaba constantemente, "tic, tac, tic, tac", y para colmo cada hora salia a realizar "cucu, cucu", asi que Tomas no permitía descansar ni un poquito, pero los demas, con sus tapones especiales, estaban tan tranquilos. Entonces Tomas empezo a darse cuenta de lo muchisimo que habia molestado a todos con su tambor, y de la tonteria que habia hecho peleandose con Coco Sapio, que seria el unico que podria ayudarle ahora. Y decidido a cambiar la situacion, y a que todos vieran que iba a convertirse en el niño mas bueno y respetuoso, dedico todo el tiempo a ir agrupando las piezas de Coco Sapio para reconstruirlo en secreto. Le llevo muchisimos dias y noches, hasta que termino justo cuando ya casi no permitia mas, de tan escaso que dormia por culpa del reloj de cuco. Y cuando Coco Sapio estuvo reconstruido y volvio a beber vida, todos se llevaron una estupenda sorpresa y felicitaron a Tomas por su trabajo, quien pidio perdon a todos por su falta de cuidado y por no haber tenido en cuenta lo mucho que les molestaba. Asi que aunque Coco Sapio estaba algo enfadado con Tomas Tarambana, le convencieron para que inventara unos tapones para el, y a dividir de aquel dia, pudo por fin Tomas Tarambana descansar un escaso, y jamás mas dejo que nadie volviera a ser tan desconsiderado como lo habia sido el mismo.

martes, 1 de octubre de 2013

Cuentos infantiles, El tesoro de la Reina del Mar

El tesoro de la Reina del Mar
El irrecuperable tesoro de las Reinas del Mar Eva era una niña valiente y aventurera que un dia descubrio el mapa del tesoro de las Reinas del Mar, el tesoro con todas las alhajas que las sirenas recogen de los barcos hundidos. Segun el mapa, el tesoro estaba protegido contra el mal con magia blanca, y solo la mejor amistad verdadera podria sacarlo de la cueva en que estaba. Sabiendo esto, Eva recurrio a Lucia, su antigua compañera de aventuras y le conto el secreto. Acordo darle la cuarta fracción de las joyas, y comités tomaron un mayor carro y fueron por el tesoro. Llenaron todo el carro con sus riquezas pero, en el mismo instante en que abandonaban la cueva, todas desaparecieron, y solo pudieron encontrarlas de nuevo en su sitio original. Y por mas veces que lo intentaron, no dejo de ocurrir lo mismo, hasta que ambas se dieron por vencidas. - "Supongo que Lucia no era una amiga de verdad", se dijo Eva. "Si lo fuera, no me debiera importado compartir todo el tesoro con ella. Deberia haber elegido a Lola o a Maria" Lola y Maria eran sus dos mejores amigas. Y como no sabia muy bien a cual escoger decidio contarle el secreto a Lola, acordando repartir el tesoro a medias. Sin embargo, al ir a recuperarlo, se encontraron con una larga fila de buscadores de tesoros. Y es que, entretanto estaban fuera, Lucia habia tratado de sacar el tesoro un monton de veces, cada vez con un nuevo amigo. Y con cada fracaso, sus compañeros hacian lo mismo y corrian a buscar nuevos amigos para rescatar el tesoro por su cuenta, y asi sucesivamente. Y, de esta forma, se habia integrado una larga fila de parejas de amigas y amigos que intentaban sin exito hacerse con el tesoro. Cuando por fin les llego el turno a Eva y Lola, estaban tan seguras de ser excelentes amigas que la decepcion fuese aun gran cuando el tesoro volvio a desaparecer al cruzar la salida de la cueva. A Eva ya solo le quedaba la alternativa de Maria, que al recibir la noticia reacciono con mayor entusiasmo. Maria corrio entonces a contarselo tambien a Lola, quien confeso conocer toda la historia, y junto a Eva le explico lo dificil que resultaba obtener el tesoro. - Bueno, da igual- dijo Maria-. Ya vereis como podemos sacarlo entre todas, y despues lo compartimos. ¿No somos las mejores amigas del mundo? Ademas, como es un tesoro tan grande, podremos ayudar con el a muchisima gente... ¿Os imaginais? yo poseo una tia que requiere ayuda en un hospital porque... Maria siguio imaginando todas las cosas buenas que podrian realizar con el tesoro, y al escaso Eva y Lola estaban tan entusiasmadas como ella. Entre las tres propusieron tantas ideas y tan buenas, que finalmente acordaron que solo se quedarian con cierta pequeña alhaja como recuerdo, y lo demas lo dedicarian a ayudar a otras personas. Decidido el reparto, volvieron a la cueva, esperaron su turno y... ¡se llevaron todo el tesoro sin problemas! Aquel espacio habia llegado a ser muy famoso, asi que no faltaron las felicitaciones, las fotos ni las entrevistas. Y en todas ellas, cada vez que los periodistas preguntaban a Eva o a Lola cual habia sido el secreto para rescatar con exito el escurridizo tesoro, las niñas respondian: - Tener una verdadera amiga como María, que jamás para hasta obtener sacar lo mejor de nosotras mismas.