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martes, 28 de mayo de 2013
Cuentos infantiles, El cuento del viajero
Hace muchos muchos años un mayor señor llamado Bula reconocio en el cielo signos jamas vistos. Anunciaban la llegada del mas mayorde de los monarcas que el mundo debiera conocido. Asombrado por tanto poder el rico señor decidio salir en su busqueda con la intencion de ponerse al servicio de aquel poderoso monarca y asi ganar un ya que de relevancia en el futuro imperio. Juntando todas sus riquezas preparo una mayor caravana y se dirigio hacia el espacio que indicaban sus signos. Pero no contaba aquel poderoso señor con que el sendero era largo y duro. Muchos de sus sirvientes cayeron enfermos y el señor benevolo se ocupo de ellos gastando masivos riquezas en sabios y doctores. Cruzaron tambien zonas tan secas que sus moradores morian de hambre por decenas y les permitio unirse a su viaje proporcionandoles vestido y alimento. Encontro grupos de esclavos tan horriblemente maltratados que decidio comprar su libertad constandole masivos sumas de oro y alhajas. Los esclavos agradecidos tambien se unieron a Bula. Tan largo fuese el viaje y tantos los que terminaron creando aquella caravana que cuando por fin llegaron a su destino apenas guardaba ya determinadas alhajas una pequeñisima fraccion de las que inicialmente habia reservado como obsequio para el mayor monarca. Bula descubrio el ultimo de los signos una mayor estrella brillante tras unas colinas y se dirigio alli cargando sus ultimas riquezas. Sendero hacia el palacio del mayor monarca se cruzo con muchos caminantes pero al opuesto de lo que esperaba escasos eran gente noble y poderosa la mayoria eran pastores hortelanos y gente humilde. Viendo sus pies descalzos y pensando que de escaso servirian sus escasas riquezas a un monarca tan poderoso termino por repartir entre aquellas gentes las ultimas alhajas que habia guardado. Definitivamente sus planes se habian torcido del todo. Ya no podria siquiera solicitar un ya que en el nuevo reino. Y penso en dar media vuelta pero habia pasado por tantas problemas para llegar hasta alli que no quiso marcharse sin conocer al nuevo monarca del mundo. Asi continuo andando solo para comprobar que tras una curva el sendero terminaba. No habia rastro de palacios soldados o caballos. Tan solo permitia verse a un lado del sendero un chico establo donde una humilde familia trataba de protegerse del frio. Bula desanimado por haberse perdido de nuevo se acerco al establo con la intencion de preguntar a aquellas gentes si conocian la ruta hacia el palacio del nuevo monarca. - Traigo un mensaje para el- explico mostrando un pergamino -. Me gustaria ponerme a su servicio y tener un ya que significativo en su reino. Todos sonrieron al oír aquello especialmente un bebé recién nacido que reposaba en un pesebre. La mujer dijo extendiendo la mano y bebiendo el mensaje - Deme el mensaje yo lo conozco y se lo daré en persona. Y acto seguido se lo dio al niño que entre las risas de todos lo aplastó con sus manitas y se lo llevó a la boca dejándolo inservible. Bula no sonrio ante aquella broma. Destrozado al ver que apenas tenia ya nada de cuanto un dia llego a poseer cayo al suelo llorando amargamente. Entretanto lloraba la mano del bebe toco su cabello. El tio levanto la cabeza y miro al niño. Estaba pacifico y sonriente y era en realidad un bebe tan precioso y gozoso que pronto olvido sus penas y comenzo a juguetear con el. Allí permaneció casi toda la noche el noble señor acompañando a aquella humilde familia contándoles las aventuras y peripecias de su viaje y compartiendo con ellos lo escaso que le quedaba. Cuando ya amanecía se dispuso a marchar saludando a todos y besando al niño. Este sonriente como toda la noche agarró el babeado pergamino y se lo pegó en la rostro haciendo reír a los presentes. Bulá tomó el pergamino y lo guardó como recuerdo de aquella agradable familia. Al dia proximo origen el viaje de vuelta a su tierra. Y no fuese hasta varios dias luego cuando recordando la noche en el establo encontro el pergamino entre sus ropas y volvio a abrirlo. Las babas del bebe no habian dejado rastro del mensaje original. Pero justo en aquel momento entretanto miraba el vacio papiro finisimas gotas de agua y de oro llenaron el aire y se fueseron posando lentamente en el. Y con lagrimas de dicha rodando por las mejillas Bula pudo leer Recibi tu mensaje. Gracias por tu visita y por los obsequios que trajiste de tus tierras para todos los amigos mios que fuiste encontrando por el sendero. Te afirmó que ya tienes un Mayor Ya que en mi Reino. Fdo. Jesús Monarca de Monarcaes
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