lunes, 14 de julio de 2014

Cuentos infantiles, La fábula del Puercoespín

¡Cómo cuesta tener paciencia y ser paciente con quien no nos gusta o cuando nos llevan la contraria o ... ! También nos cuesta y muuucho  abandonar se  intransigentes  con nosotros mismos. Sobre este asunto hablamos estos días...tenemos mucho que aprender y practicar,  tanto Flor de Canela, como yo. Esta es la fábula que me ha pasado una compañera de esfuerzo y nos gusta  para recordarnos que somos humanos, nada impecables pero si podemos aprender a contemplar a los demás, tratar de entenderlos y aceptar lo que hay. Durante la Edad de Hielo, muchos animales murieron a motivo del frío. Los puercoespín, dándose cuenta de la situación, decidieron unirse en grupos. De esa forma se  abrigarían y protegerían entre sí, pero las espinas de cada uno herían a los compañeros más cercanos, los que justo ofrecían más calor. Por lo tanto decidieron alejarse unos de otros y empezaron a expirar congelados. Así que tuvieron que realizar una elección: o aceptaban las espinas de sus compañeros, o  desaparecían de la Tierra. Con sabiduría, decidieron regresar a estar juntos. De esa manera aprendieron a convivir con las chiquitas heridas que la relación con una persona muy cercana puede ocasionar, ya que lo más significativo es el calor del otro. De esa manera pudieron sobrevivir. Moraleja de la anécdota La mejor relación, no es aquella que une a personas perfectas, sino, aquella en que cada individuo aprende a habitar con  los defectos de los demás y  admirar sus cualidades.

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