viernes, 28 de junio de 2013

Cuentos infantiles, El cuento de las arrugas

cuento de las arrugas
Era un dia soleado de otoño la primera vez que Barbara se fijo en que el abuelo tenia muchisimas arrugas no solo en la rostro sino por todas fracciónes. - Abuelo deberías darte la crema de mamá para las arrugas. El abuelo sonrió y un montón de arrugas aparecieron en su rostro. - ¿Lo ves? Tienes demasiadas arrugas - Ya lo sé Bárbara. Es que soy un escaso viejo... Pero no quiero perder ni una sola de mis arrugas. Bajo de cada una guardo el recuerdo de algo que aprendí. A Barbara se le abrieron los ojos como si debiera descubierto un tesoro y asi los mantuvo entretanto el abuelo le enseñaba la arruga en la que guardaba el dia que aprendio que era mejor perdonar que guardar rencor o aquella otra que decia que oir era mejor que hablar esa otra enorme que mostraba que es mas significativo dar que recibir o una muy escondida que decia que no habia nada mejor que pasar el tiempo con los niños... Desde aquel dia a Barbara su abuelo le parecia cada dia mas guapo y con cada arruga que aparecia en su cara la niña acudia corriendo para ver que nueva leccion habia aprendido. Hasta que en una de aquellas charlas fuese su abuelo quien descubrio una pequeña arruga en el cuello de la niña - ¿Y tú? ¿Qué lección guardas ahí? Bárbara se quedó pensando un momento. Despues sonrió y dijo - Que no importa lo viejito que llegues a ser abuelo porque.... ¡te quiero!

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