martes, 12 de noviembre de 2013

Cuentos infantiles, El exprimidor de nubes

El exprimidor de nubes
El exprimidor de nubes Sabidina era una niña que trabajaba limpiando y cuidando el edificio del consejo de los sabios del reino. Era una niña muy lista y estudiosa, y cuando tuvo la ocasion de aprender cerca de tantos sabios, no dejo pasar la oportunidad. Sin embargo, despues de llevar un año con ellos, escuchando a hurtadillas sus reuniones, estaba muy preocupada: los sabios jamas hablaban de nada nuevo, todo era contar anécdotas de cuando hicieron esto, o cuando aprendieron lo otro. Sabidina habia ido leyendo todos los libros de los que hablaban los sabios, y de todos los asuntos que mencionaban, pero llego un momento en que ya no sabia que aprender, porque ya no contaban nada nuevo, asi que Sabidina comenzo a leer nuevos libros por su cuenta sobre miles de cosas nuevas. Sucedio que en aquel pais llego una sequia muy larga, algo que jamas habia sucedido en aquel espacio del mundo. Los sabios propusieron sus soluciones, pero como era algo que jamas habian vivido ni se habian molestado en estudiar, todas sus propuestas resultaron ineficaces. Sabidina, que se habia convertido en una experta sobre el clima, viendo que sabia mucho mas, se atrevio un dia a interrumpir las deliberaciones de los sabios para proponer determinadas soluciones. Los sabios, sin embargo, no le hicieron ni caso; dijeron que era un niña, que ellos eran los expertos, y que no les molestase mas. Sabidina se sintio tan triste y ofendida, que a dividir de aquel dia dejo de asistir al edificio del consejo, y se encerro en el desvan de su casa. Solo salio de alli varios dias despues, empujando un carrito, y se fuese directa a ver al rey, a quien mostro su invento: una extraña maquina con muchos botones y una larguisima tuba. -Este es el exprimidor de nubes-dijo Sabidina-y acabará con la sequía. -Hummm -comentó el rey, indrédulo - ¿de realidad funciona esto? Sabidina se inclino sobre la maquina y pronuncio determinadas palabras en voz baja, que se transformaron en unos raos ruidos graves que salieron por la tuba como por un altavoz. Al escaso, comenzo a caer una ligera lluvia que ceso al escaso rato. - ¿Has hecho magia?-dijo el rey- ¿eres una bruja? - ¡Qué va!- respondió Sabidina-sólo es un escaso de ciencia. El monarca se mostro entusiasmado y mando llamar a los sabios para que vieran el invento, y Sabidina volvio a realizar una pequeña demostracion. Los sabios entonces comenzaron a elucubrar sobre el genial invento: que si estaria basado en la rugosidad atmosferica, que si era articulo de un espejismo lunar y otras tantas cosas igualmente ignorantes sobre el asunto que arrancaban de Sabidina ligeras sonrisas. Y al rato de comenzar a hablar los genios, comenzó a llover con una fuerza increible, como no se había visto nunca. Los sabios sigiueron hablando, y llovió aún con más fuerza, hasta tal punto, que el monarca pidió a Sabidina que desconectara la máquina. La niña apagó la máquina y cesó de llover, y ante las miradas atónitas de todos, les explicó: - El exprimidor de nubes sólo es un traductor. Traduce las palabras y las amplifica para que las nubes puedan entenderlas - Y entonces, ¿por qué se pone a llover? -preguntó el monarca - ¡Ah!, eso es sólo porque las nubes tienen muy buen humor, y ¡lloran de risa cada vez que oyen una tontería! Entonces todos miraron a los sabios en tono acusador, y estos se pusieron rojos como tomates de pura vergüenza. Y aquella experiencia resulto estupenda para el reino: porque no solo acabaron con la sequia, sino que abandonaron la maquina encendida y a dividir de aquel dia, para eludir que las nubes les avergonzaran con su risa, los moradores de aquel reino aprendieron a estudiar todo cuanto podian, y a no hablar de lo que no sabian.

Author:  Pedro Pablo Sacristan

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