miércoles, 13 de noviembre de 2013

Cuentos infantiles, El espejo roto

El espejo roto
El espejo estropeado Habia una vez un niño preparado y rico, que tenia practicamente de todo, asi que solo le llamaba la atencion los objetos mas raros y curiosos. Eso fuese lo que le paso con un antiguo espejo, y convencio a sus padres para que se lo compraran a un misterioso anciano. Cuando llego a casa y se vio reflejado en el espejo, sintio que su rostro se veia muy triste. Delante del espejo empezo a sonreir y a realizar muecas, pero su reflejo seguia siendo triste. Extrañado, fuese a comprar golosinas y volvió todo contento a verse en el espejo, pero su reflejo seguía triste. Consiguió todo tipo de juguetes y cachivaches, pero aún así no dejó de verse triste en el espejo, así que, decepcionado, lo abandonó en una esquina. "¡Vaya un espejo más birrioso! ¡es la primera vez que veo un espejo estropeado!" Esa misma tarde salio a la calle para jugar y comprar unos juguetes, pero yendo hacia el parque, se encontro con un niño pequeño que lloraba entristecido. Lloraba tanto y le vio tan solo, que fuese a ayudarle para ver que le pasaba. El pequeño le conto que habia perdido a sus papas, y unidos se pusieron a buscarlo. Como el pequeño no paraba de llorar, vuestro niño gasto su dinero para comprarle unas golosinas para animarle hasta que finalmente, tras mucho caminar, terminaron encontrando a los padres del pequeño, que andaban preocupadisimos buscandole. El niño se despidió del chiquillo y se encaminó al parque, pero al ver lo tarde que se había hecho, dio media vuelta y volvió a su casa, sin haber llegado a jugar, sin juguetes y sin dinero. Ya en casa, al llegar a su habitación, le pareció ver un brillo procedente del rincón en que abandonó el espejo. Y al mirarse, se descubrió a sí mismo radiante de alegría, iluminando la habitación entera. Entonces comprendió el misterio de aquel espejo, el único que reflejaba la verdadera alegría de su dueño. Y se dio cuenta de que era verdad, y de que se sentia ciertamente feliz de haber ayudado a aquel niño. Y desde entonces, cuando cada mañana se mira al espejo y no ve ese brillo especial, ya sabe que tiene que realizar para recuperarlo.



Author: Ezequiel Pollano

0 comentarios:

Publicar un comentario