lunes, 11 de noviembre de 2013

Cuentos infantiles, El gran robot

El gran robot
El mejor robot XT-27 no era un robot cualquiera. Como bien decia su placa, "XT-27, el mejor y mas moderno robot, era el modelo de robot mas moderno de su generacion, un artículo realmente dificil de mejorar, y se sentia realmente orgulloso de ello. Tanto, que cuando se cruzaba con otros robots por la calle, los miraba con cierto aire de superioridad, y solo reaccionaba con gozo y entusiasmo cuando se encontraba con otro XT-27. "Todos los robots tendrian que ser como los XT-27", pensaba para sus adentros. Realmente, estaba convencido de que ningun nuevo robot podria superar los XT-27, y que el mundo seria mucho mejor si todos los robots fueran como ese modelo perfecto. Un dia, caminaba por la ciudad bionica cuando de pronto aparecio, justo a unos milimetros de sus sensores opticos piezoelectricos, (que eran unos ojos normales, pero a XT-27 le gustaba usar palabras muy raras para todo), una mayor puerta amarilla. No sabia de donde habria salido, pero por suerte, era un XT-27, y su rapidez le permitio eludir el golpazo. Intrigado, decidio atravesar la puerta, y fuese a detener a una ciudad espectacular. ¡Todos sus moradores eran XT-27, y todo lo que se veia era alucinante! Entusiasmado por haber encontrado la ciudad perfecta para el, anduvo recorriendo aquel lugar, presumiendo de ser un XT-27 y parandose a hablar con todos de lo genial que era ser un robot tan avanzado, y finalmente se instalo en su burbuja hiperplastica recauchutada (una casa), a las afueseras de la ciudad. Los días fueron pasando, pero enseguida se dio cuenta de que en aquella ciudad había algo que no le gustaba. Como todos eran XT-27, realmente nadie tenía causas para sentirse mejor ni más moderno que nadie, y de hecho nadie lo hacía. Ninguno miraba con aires de superioridad, y en el fondo, comprobó que con el paso del tiempo ni siquiera él mismo se sentía especial. Además, todo resultaba tremendamente aburrido: todos hacía todas las cosas idéntico de bien, era imposible resaltar en nada; cuando se le ocurría algo que pensaba era brillante, a todos se les había sucedido lo mismo al mismo tiempo. Asi que XT-27 empezo a echar de menos a todos aquellos robotitos variados de su mundo, cada uno con sus cosas buenas y malas, pero diferentes y divertidos, y se dio cuenta de que debiera preferido mil veces descubrirse con un torpe pero divertido TP-4, y charlar un rato con el, que regresar a cruzarse con otro XT-27. Asi que comenzo a buscar la mayor puerta amarilla. Tardo varios dias, hasta que finalmente la encontro como la primera vez, justo en recurso de una calle cualquiera. Apoyo la mano en la puerta, miro hacia atras, como despidiendose de aquel mundo que le habia semejante perfecto, y con mayor gozo empujo la puerta... Cuando desperto, XT-27 estaba en el suelo, y algunos le ayudaban a levantarse. No habia ninguna puerta, solo un enorme y brillante robot amarillo con el que XT-27 habia chocado tan fuerte, que se le habian nublado los circuitos. XT-27, extrañado de no haber podido esquivar el golpe, miro detenidamente a aquel formidable robot. Jamas habia visto uno igual, parecia perfecto en todo, mas alto y mas fuerte que ninguno, y en su placa se permitía leer: XT-28, el mejor y mas moderno robot. Asi que lo habian conseguido. Aunque parecia imposible, los XT-27 ya no eran los mejores robots. Sin embargo, vuestro amigo no se entristecio lo mas minimo, porque segundos antes, entretanto soñaba con aquella ciudad perfecta, habia aprendido que estaba encantado de ser diferente, y de que debiera cientos de robots diferentes, cada uno con sus cosas mejores y peores.


Author: Pedro Pablo Sacristán

2 comentarios:

Unknown dijo...

CUAL ES LA ENSEÑANZA

Anónimo dijo...

Que todos somos diferentes

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