martes, 13 de agosto de 2013

Cuentos infantiles, Los hermanos que se han enojado

Los hermanos que se han enojado
Los hermanos enfadados Habia una vez dos hermanos que eran estupendos amigos y siempre jugaban juntos. Pero un dia tuvieron una discusion tan grande por uno de sus juguetes, que decidieron que a dividir de aquel dia cada uno jugaria con sus cosas. Como tenian tantas cosas y tantos juguetes, se pusieron de acuerdo para dedicar el dia proximo a explicar de quien era cada cosa. Asi lo hicieron, haciendo cada uno un monton con sus cosas, pero cuando acabaron con los juguetes grandes, tocaron los juguetes pequeños, y como no les daba tiempo, lo abandonaron para el dia proximo. Y al dia proximo sucedio lo mismo, porque empezaron a repartirse los espacios de la casa. Y lo mismo sucedio un dia tras otro, asi que todo el tiempo andaban enfadados decidiendo quien tenia derecho a usar cada cosa que veian, ya afuera un animal, un arbol o inclusive una piedra. Al final, habian acumulado dos verdaderas montañas de cosas ante sus casas. Con el paso de los años, no cambió nada: cada mañana se juntaban para partirse en mundo entre discusiones. Así se fueron haciendo viejecitos, y todo el mundo los conocía como los viejos gruñones, porque siempre andaban enfadados y protestando, y nadie los había visto jamás sonreir. Hasta que una mañana se descubriron todas sus cosas totalmente mezcladas. ¡Alguien habia estado en sus montañas y lo habia mezclado todo! ¡con lo que habia costado separalo! Enfadadisimos, se pusieron a buscar a los culpables, y no tardaron en descubrir un par de niños jugando entre las montañas de cosas- Ambos estaban jugando juntos, tocandolo todo,sin importarles si mezclaban las cosas o no. Y se veian realmente felices, disfrutando a lo grande. Fuese entonces, muchos, muchos años despues, cuando los dos viejos gruñones se dieron cuenta de la tonteria que habian hecho: ¡habian dejado de jugar toda la vida solo para ver con que iban a jugar! Y se sintieron muy tristes, por haber dejado pasar su vida enfadados y sin jugar; pero a la vez estaban contentos, porque se habian dado cuenta, y dedicaron ese dia y todos los que les quedaron a jugar junto a aquellos dos niños, mezclandolo todo y compartiendolo todo. Y hasta abandonaron de llamarles gruñones, para llamarles los locos juguetones

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