jueves, 28 de agosto de 2014

Cuentos infantiles, El Hada de la Transformación te cuenta...

A pesar de sentirnos estables y fuertes, nos rendimos a la naturaleza cambiante y transformadora del instante. Sabemos que tiene lugar en cada uno de nosotros una semilla divina, una chispa amorosa que nos Hablad al permanecer nosotros en silencio. Desconocemos qué sucederá en el próximo momento pero ser conscientes de que estamos fluyendo en esta preciso instante, en sintonía con la baile del ahora, nos trae las respuestas que el momento demanda. Por tanto, si conocemos que todo llega en el momento adecuado, preocuparse resulta una pérdida de energía que, además, consume vuestra vigilancia al ser desviarda innecesariamenten hacia un foco distractor. Distraídos, seguimos olvidando. Conscientes, recordamos y, simplemente, nos dejamos caer en el ser. Rendidos al instante, nos entregamos a su naturaleza impermanente y lo miramos sin formarnos una opinión, como un juez sin juicios, sólo presenciando el momento pero participando del momento al permitir que éste nos penetre y transforme vuestra particular naturaleza antes de dividir para convertirse en el siguiente. Un recuerdo no debe mantenernos agarrados a él sino que a través de él nos informamos, lo aceptamos, nos completamos y seguimos adelante con un nuevo brío. Por tanto, un recuerdo no debe mantenernos hacia atrás, sino traernos de vuelta al ahora, vaciándonos de los condicionantes que nos han confundido hasta ahora o que nos confundirían para un entrada real a este ahora. Respira cada ahora en tu pecho, percibe el subir y bajar de tus latidos y aunque no sepas cómo será el próximo instante, lo vital reside en que tu corazón seguirá latiendo y, si dejara de hacerlo, no importa porque se añadirá al ritmo perpetuo de la vida, que respira por sí misma. Autor: María Jesús Verdú Sacases

0 comentarios:

Publicar un comentario