viernes, 15 de agosto de 2014

Cuentos infantiles, El viaje de Anno. Mitsumasa Anno

se sepTenemos muchas cosas que contarnos tras las vacaciones y los viajes siempre son causa para compartir las emociones de espacios nuevos y desde luego, la ocasión perfecta para construir vuestra expresión oral. Una oportunidad también para colocar a mano libros sobre viajes. El viaje de Anno se publicó en 1979 por la editorial Juventud y pertenece a esos libros sin palabras en los que la mirada debe acoplarse al dibujo y va recorriendo cada centímetro de la página para descubrir un mundo lleno de vida despertando la curiosidad del lector de imágenes. Es de esos libros para ver despacito, en mutismo y a solas, aunque en empresa cuatro ojos siempre ven más que dos. Desde la niñez, el japonés Mitsumasa Anno se sintió fascinado por Europa, sus paisajes, su arte, su arquitrectura, su folklore y sus cuentos de hadas, sus habitantes, esfuerzos y juegos. En 1963 y en 1975, Mitsumasa marchó de Japón y recorrió Europa. Descubrió un mundo nuevo con profundas raíces en las viejas tradiciones. El viaje de An es unlibro ilustrado sin palabras con figuras chiquitas y detalladas, muy naíf n solitario peregrino montado a caballo viajaa través del país en el que encontrará pueblos llenos de gentes dedicadas a muchas y variadas labores que hacen referencia a la cultura, la historia, el arte y la economía del lugar. Y sin renunciar, curiosamente y con este tipo de lenguaje visual, al humor y bromas sutiles en las escenas y personajes que deberás descubrir. Podrás descubrir referencias a las pinturas de Renoir, a cuentos tradicionales, Beethoven sentado en una ventana o Don Quijote y Sancho contra un molino de viento. Si tu mirada no ha estado muy aguda en la primera visita, puedes consultar la última página del libro en la que apuntan las curiosidades para buscar en cada página. !Es muy divertido y admirable Las ilustraciones a vista de pájaro te atrapan y sigues con facilidad y fascinación el viaje del personaje a través de la pluma, la tinta las acuarelas que perfilan cada miniatura. Mitsumasa Anno recibió en 1.984 el premio Hans Christian Andersen. l autor relata sobre sus aventuras: Seguí el sendero sin contemplar adónde me conducía: colinas encima y colinas abajo, a través de ríos y de campos que se convertían en enormes lugares abiertos... Por doquier hallé bosques y corrientes; en los bosques había ciervos, y en los ríos nadaban truchas. Al final del sendero siempre había un grupo de casas creando un pueblo, y en cada pueblo había calles que llevaban desde los comercios hasta las plazas y plazoletas, a través de camposantos y jardines, hasta iglesias y catedrales. Una ciudad tenía un castillo en medio, y otro castillo formaba por sí solo una ciudad. Todo ello me proporcionó una imagen del país y cada cosa reflejaba la vida de aquella ciudad, de aquellas tierras. Fui de ciudad en ciudad, de un país a otro, y a veces el viaje me resultaba duro, pero era justamente entonces cuando obtenía una recompensa. Cuando un hombe pierde su camino, con frecuencia se encuentra a sí mismo o encuentra determinado inesperado tesoro. Al término de mi viaje, me di cuenta de  que no había salido en busca de información, sino para extraviarme... y conocer el mundo que vosotros encontraras en este libro. Es un mundo lleno de variedad y, no obstante, un espacio sencillo, con un sentido arraigado de la cultura y una crítica de la naturaleza que lo preserva de la destrucción y la polución. Es un mundo hermoso. Un clásico para releer y que encontraras posiblemente en las bibliotecas públicas y bibliotecas escolares. Hay varios volúmenes.

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