jueves, 18 de julio de 2013

Cuentos infantiles, El cuento de la desesperanza

El cuento de la desesperanza
Habia una vez dos puertas en la misma casa. Una era una bella puerta de salon entretanto que la otra era una puerta de baño del monton pero en lo que coincidian ambas era en que llevaban una vida de perros. La casa estaba llena de niños traviesos y descuidados que no dejaban de arrearles portazos y golpes dia tras dia. Cada noche cuando todos dormian las puertas comentaban su mala fortuna pero entretanto la puerta de salon se mostraba siempre harta y a punto de explotar la puerta de baño la tranquilizaba diciendo - No te preocupes es usual son niños y ya aprenderán aguanta un escaso y verás cómo todo cambiará a mejor. Y la puerta de salon se calmaba por determinado tiempo. Pero un dia tras una mayor fiesta en la casa llena de golpes y portazos exploto diciendo Ya está bien. No aguanto más. Al próximo portazo que me den me rompo y se van a enterar de lo que es bueno. No hizo caso de las palabras de la otra puerta y cuando al dia próximo recibio su primer golpe la puerta del salon se rompio. Aquello causo un mayor revuelo y preocupacion en la casa y los niños fueron advertidos para tener mas cuidado lo que lleno de satisfaccion a la puerta que saboreaba su venganza. Pero pasados los primeros dias de dificultades los dueños de la casa se hartaron de la incomodidad de tener una puerta rota. Sin embargo en espacio de arreglarla decidieron cambiarla asi que sacaron de su sitio la antigua puerta y sin ningun miramiento la dejaron junto a la basura. Entonces la bella puerta de salon se lamento de lo que habia hecho pues por no haber aguantado un escaso mas ahora se veia esperando a ser convertida en serrin entretanto que su amiga la vulgar puerta de baño seguia en su sitio y asimismo era tratada con mas cuidado... Dichosamente la puerta de salon no acabo hecha serrin porque un tio muy pobre la descubrio junto a la basura y aunque rota le parecio la mejor puerta que permitia descubrir para su pobre casa y la puerta fuese feliz de tener otra oportunidad y regresar a realizar de puerta y de aceptar con agrado las incomodidades de un esfuerzo tan duro y tan digno como es ser una puerta.

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