viernes, 5 de julio de 2013

Cuentos infantiles, EL cuento de la lluvia de billetes

cuento de la lluvia de billetes
Había una vez un niño enfermo llamado Juan. Tenía una gravisimo y rara enfermedad y todos los médicos aseguraban que no viviría mucho aunque tampoco sabían decir cuánto. Pasaba largos días en el hospital entristecido por no saber qué iba a pasar hasta que un payaso que pasaba por allí y comprobó su tristeza se acercó a decirle - ¿Cómo se te ocurre estar así parado? ¿No te hablaron del Cielo de los niños enfermos? Juan negó con la cabeza pero siguió escuchando atento. - Pues es el mejor espacio que se pueda imaginar mucho mejor que el cielo de los papas o cualquier otra persona. Dicen que es asi para compensar a los niños por haber estado enfermos. Pero para poder entrar tiene una cláusula. - ¿Cuál? - preguntó interesado el niño. - No puedes morirte sin haber llenado el saco. - ¿El saco? - Si si. El saco. Un saco grande y gris como este – dijo el payaso entretanto sacaba uno debajo su chaqueta y se lo daba. - Habéis tenido suerte de que tuviera uno por aqui. Tienes que llenarlo de boletos para comprar tu acceso. - ¿Billetes? Pues vaya. Yo no poseo dinero. - No son boletos normales pequeño. Son boletos especiales boletos de buenas acciones un papelito en el que debes escribir cada cosa buena que hagas. Por la noche un ángel revisa todos los papelitos y varía los que sean buenos por auténticos boletos de cielo. - ¿De verdad? - ¡Pues claro! Pero date prisa en llenar el saco. Llevas mucho tiempo enfermo y no conocemos si te dara tiempo. Esta es una oportunidad unica ¡Y no puedes morirte antes de llenarlo seria una pena terrible! El payaso tenia bastante prisa y cuando salio de la habitacion Juan quedo pensativo mirando el saco. Lo que le habia contado su nuevo amigo parecia maravilloso y no perdia nada por probar. Ese mismo dia cuando llego su mama a verle el mostro la mejor de sus sonrisas e hizo un trabajo por estar mas gozoso que de tradición pues sabia que aquello la hacia feliz. Luego cuando estuvo solo escribio en un papel "hoy sonrei para mama". Y lo echo al saco. A la mañana proximo nada mas despertar corrio a ver el saco ¡Alli estaba! ¡Un autentico boleto de cielo! Tenia un apariencia tan magico y maravilloso que el niño se lleno de ilusion y el resto del dia no dejo de realizar todo aquello que sabia que alegraba a los doctores y enfermeras y se preocupo por acompañar a otros niños que se sentian mas solos. Inclusive conto chistes a su hermanito y tomo unos libros para estudiar un poco. Y por cada una de aquellas cosas echo su papelito al saco. Y asi cada dia el niño despertaba con la ilusion de contar sus nuevos boletos de cielo y obtener muchos mas. Se esforzaba cuanto permitia porque se habia dado cuenta de que no servia el truco de juntar los boletos en el saco de cualquier manera cada noche el angel los colocaba de la manera en que menos ocupaban. Y Juan se veia obligado a seguir haciendo buenas obras a toda velocidad con la esperanza de obtener llenar el saco antes de ponerse demasiado enfermo... Y aunque aun tuvo muchos dias jamas llego a llenar el saco. Juan que se habia convertido en el niño mas querido de todo el hospital en el mas gozoso y servicial termino sacerdotendo del todo. Nadie sabia como unos decian que su gozo y su actitud tenian que haberle sacerdotedo a la fuerza otros estaban convencidos de que el personal del hospital le queria tanto que dedicaban horas extra a tratar de descubrir cierta sacerdote y darle los mejores cuidados y algunos contaban que un par de ancianos millonarios a los que habia animado mucho mientras su enfermedad habian pagado un costosisimo tratamiento experimental para el. El caso es que todos decian la realidad porque tal y como el payaso habia visto ya muchas veces solo habia que colocar un poco de cielo cada noche en su saco gris para que lo que parecia una vida que se apaga fueran los mejores dias de toda una vida durase lo que durase.

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