lunes, 6 de octubre de 2014

Cuentos infantiles, CUENTOS INFANTILES TEMÁTICAS ALIMENTOS (VERDURAS)

Cuentos sobre los alimentos Cuentos infantiles sobre los Alimentos Espero que os ayude en la dificil tarea de alimentar bien a vuestros. son cuentos que se pueden contar dependiendo de lo que se vaya a comer en ese momento. La lechuga En casa de Teresa había un hermoso huerto dónde su abuelo Tomás plantaba todo tipo de verduras: rábanos, pepinos, habas, espinacas, acelgas, calabacines y árboles frutales; había un naranjo, un olivo con hermosas aceitunas, y un mayor limonero que daba unos limones muy jugosos. Y como a Teresa le gustaba mucho la ensalada, asimismo de coliflor, alcachofas y berenjenas, su abuelo plantaba muchas tomateras y también muchas lechugas. Todas las mañanas, Piopí, un pajarito pequeñín, se daba una vuelta por el huerto y desayunaba hojitas de lechuga. El abuelo, cuando las veía picoteadas se enfadaba mucho, no se imaginaba que lo hacía Piopí. Un día de fiesta que no tenía que ir al colegio, Teresa se levantó muy temprano y fuese a dar una vuelta por el huerto, y allí, comiéndose las lechugas estaba Piopí. -Así que eres tú, pajarito, el que destroza las lechugas de mi abuelo,¿sabes? está muy enfadado. -Hola, me llamo Piopí y me las como porque poseo hambre. -Está bien Piopí, haremos una cosa, todas las mañanas, antes de irme al cole cogeré una hoja de lechuga y te la pondré en este platito, así no tendrás que picotearlas todas. -Vale, Teresa, yo tampoco quiero que tu abuelo esté enfadado. Y a dividir de entonces, todas las mañanas, Teresa preparaba el desayuno a Piopí y de paso hablaba un rato con él. El abuelo Tomás no permitía ni imaginar cómo su nieta había solucionado el asunto de las lechugas. Se acabó. Los guisantes Esta es la anécdota de Pablito, un niño de 5 años al que no le gustaban las verduras, ni las endibias, ni los puerros, ni las coles de Bruselas, pero lo que jamás se comía eran los guisantes. Su madre se los ponía con el arroz, con el pescado, otras veces con jamón...pero Pablito siempre los apartaba y no se los comía, lo raro era que él jamás los había probado, así que no permitía saber si estaban buenos o malos. Un día fuese con sus padres a una mayor casa de tema a la que fueseron invitados. Había otros niños, así que Pablito se lo pasó muy bien hasta que, persiguiendo a una ardilla se perdió en un frondoso bosque. Estaba desconcertado, no sabía cómo volver, allí no había nadie que pudiese ayudarle...pero miró hacia encima y allí, en una rama estaba la ardilla. -Hola,¿cómo te llamas? -¿Sabes hablar? -Pues claro. -Me llamo Pablo y me he perdido, poseo sueño y mucha hambre, ¿puedes ayudarme? -¡Sígueme! Y la ardilla llevó a Pablito a una pequeña casa abandonada que había en un diáfano del bosque. -Hoy podrás dormir aquí, arriba de este montón de paja y mañana, cuando amanezca, te llevaré con tus padres. -Pero... ¡tengo hambre! -Espera, ahora vuelvo. La ardilla fuese al chico huerto que había detrás de la casa y cogió lo único que había, vainas llenas de deliciosos guisantes. -¡Abre la boca y cierra los ojos! El niño tenía tantas ganas de comer que hizo caso a la ardilla. -¡Qué bueno está esto! ¿qué es? -Algunos les llaman chícharos, ¿quieres más? -Sí,¡qué ricos!...¡pero parecen guisantes! -Sí, eso es, guisantes, ¿te gustan? -Están muy buenos,¿puedo repetir? La ardilla cogió muchos guisantes y se los dio a Pablito hasta que éste quedó satisfecho. A la mañana próximo la ardilla acompañó al niño a la casa de tema dónde se encontró con sus padres que estaban muy preocupados. ¿Sabes qué es lo primero que les dijo Pablito? - Mamá, papá, esta noche quiero guisantes para cenar. Final feliz. Los pimientos En las tierras del hombre Matías había un huerto de pimientos, verdes y colorados; vivían muy felices, recibían los rayos del sol para aumentar a sus anchas y agua suficiente para desarrollarse sanos y jugosos. Hasta que un buen día Matías manifestó en el huerto con un pulverizador y fumigó las matas de pimientos. Estos empezaron a descubrirse mal, se sentían sucios y no podían respirar como antes...¿qué había pasado? ¿por qué Matías les había echado pesticidas? Un pimiento colorado muy bonito decidió ser el portavoz: -¡Vayámonos de aquí! Hasta ahora vivíamos felices y sanos hasta que nos cosechaban, pero vuestra nueva vida es desagradable, no podemos soportar ese veneno. Un chico pimiento verde le contestó: -¡Hagamos una manifestación! Con la ayuda de los tomates, las babosas y los caracoles hicieron una mayor pintada en la blanquísima pared del huerto: Por favor, no nos envenenes Cuando el hombre Matías leyó el mensaje y vio que los pimientos se habían descolgado de las matas se quedó muy sorprendido: -¡No tenía ni idea de que os afectaran tanto los pesticidas! ¡pobrecitos! Ahora mismo os voy a echar una buena porción de agua para que quedéis bien limpios y jamás volveré a fumigaros, os lo prometo. Mi huerto será el más saludable de la comarca. Y así, los pimientos y los demás moradores del huerto del hombre Matías volvieron a aumentar sanos y felices. Se acabó. El Tomate Un chico tomate colgaba de una tomatera, estaba muy triste y no dejaba de llorar. Cerca de él había un bonito tomate rojo que le preguntó: -¿qué te pasa tomatito? -¿no me ves? soy pequeño, duro y muy verde, ¡los niños no me desean comer! El bonito tomate le dijo: -No llores, pequeñín, en escasos días eso estará solucionado, ahora eres verde, duro y chico porque aún no habéis madurado pero pronto te convertirás en un mayor tomate colorado con mayor porción de vitaminas y los niños estarán deseando comerte. -¿de verdad? -Claro, hace escaso también yo era como tú, pero mi tomatera ha sido bien regada y me ha dado mucho el sol y fíjate cómo me he puesto...¡mira! creo que ya vienen a por mí. -Mamá, mira que tomate más rico, ¿lo puedo coger? -Claro que sí, te lo voy a colocar en la ensalada. Y tal y como había dicho el bonito tomate rojo, el chico tomate verde fuese haciéndose más y más grande hasta llegar a ser el tomate más bonito y colorado de la huerta. -Mamá,¿has visto? es el tomate más grande y rojo que he visto nunca. -Es cierto, es tan grande que podré realizar ensalada para toda la familia. ¿Imagináis cómo estaba el tomate? ¡Muy, muy contento Fin

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