lunes, 11 de marzo de 2013

La historia del enano brinca brinca

Cuentan que en un tiempo muy lejano el monarca decidió pasear por sus dominios que incluían una pequeña aldea en la que vivía un molinero junto con su bella hija. Al interesarse el monarca por ella el molinero mintió para darse relevancia - Además de bonita es capaz de convertir la paja en oro hilándola con una rueca. El monarca francamente contento con felicidad cualidad de la muchacha no lo dudó un instante y la llevó con él a palacio.

Una vez en el castillo el monarca ordenó que condujesen a la hija del molinero a una habitación repleta de paja donde había también una rueca - Tienes hasta el amanecer para demostrarme que tu padre decía la realidad y convertir esta paja en oro. De lo opuesto serás desterrada. La pobre niña lloró desconsolada pero he aquí que apareció un estrafalario enano que le ofreció hilar la paja en oro a cambio de su collar.

La hija del molinero le entregó la alhaja y... zis-zas zis-zas el enano hilaba la paja que se iba convirtiendo en oro en las canillas hasta que no quedó ni una brizna de paja y la habitación refulgía por el oro. Cuando el monarca vio la proeza guiado por la avaricia espetó - Veremos si puedes realizar lo mismo en esta habitación. - Y le señaló una estancia más grande y más repleta de oro que la del día previo.

La muchacha estaba desesperada pues creía imposible cumplir la tarea pero como el día previo apareció el enano saltarín - ¿Qué me das si hilo la paja para convertirla en oro? - preguntó al hacerse visible. - Sólo poseo esta sortija - Dijo la doncella tendiéndole el anillo. - Empecemos pues - respondió el enano. Y zis-zas zis-zas toda la paja se convirtió en oro hilado.

Pero la codicia del monarca no tenía fin y cuando comprobó que se habían cumplido sus órdenes anunció - Repetirás la hazaña una vez más si lo consigues te haré mi esposa - Pues pensaba que a pesar de ser hija de un molinero jamás encontraría mujer con dote mejor. Una noche más lloró la muchacha y de nuevo apareció el grotesco enano - ¿Qué me darás a cambio de solucionar tu problema? - Preguntó saltando a la chica.

- No poseo más alhajas que ofrecerte - y pensando que esta vez estaba perdida gimió desconsolada. - Bien en ese caso me darás tu primer hijo - demandó el enanillo. Aceptó la muchacha "Quién sabe cómo irán las cosas en el futuro" - Dijo para sus adentros. Y como ya había sucedido antes la paja se iba convirtiendo en oro a medida que el raro ser la hilaba.

Cuando el monarca entró en la habitación sus ojos brillaron más aún que el oro que estaba contemplando y convocó a sus súbditos para la celebración de los esponsales. Vivieron ambos felices y al cabo de una año tuvieron un precioso retoño. La ahora reina había olvidado el incidente con la rueca la paja el oro y el enano y por eso se asustó enormemente cuando una noche apareció el duende saltarín reclamando su recompensa.

- Por favor enano por favor ahora tengo riqueza te daré todo lo que quieras. - ¿Cómo puedes comdetener el valor de una vida con algo material? Quiero a tu hijo - exigió el desaliñado enano. Pero tanto rogó y suplicó la mujer que conmovió al enano - Tienes tres días para averiguar cuál es mi nombre si lo aciertas dejaré que te quedes con el niño.

Por más que pensó y se devanó los sesos la molinerita para buscar el nombre del enano jamás acertaba la respuesta correcta. Al tercer día envió a sus exploradores a buscar nombres distintos por todos los confines del mundo. De vuelta uno de ellos contó la anécdota de un duende al que había visto brincar a la puerta de una pequeña cabaña cantando - "Yo sólo tejo a nadie amo y Rumpelstilzchen me llamo"

Cuando volvió el enano la tercera noche y preguntó su propio nombre a la reina ésta le contestó - ¡Te llamas Rumpelstilzchen! - ¡No puede ser! - gritó él - ¡No lo puedes saber! ¡Te lo ha dicho el diablo! - Y tanto y tan grande fuese su enfado que dio una patada en el suelo que le dejó la pierna enterrada hasta la mitad y cuando intentó sacarla el enano se partió por la mitad.

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