miércoles, 24 de abril de 2013

El cuento de la gallina roja

Había una vez una gallina roja llamada Marcelina que vivía en una granja rodeada de muchos animales. Era una granja muy grande en recurso del tema. En el establo vivían las vacas y los caballos los cerdos tenían su particular cochiquera. Había hasta un estanque con patos y un corral con muchas gallinas. Había en la granja también una familia de granjeros que cuidaba de todos los animales.
Un día la gallinita roja escarbando en la tierra de la granja encontró un grano de trigo. Pensó que si lo sembraba crecería y después podría realizar pan para ella y todos sus amigos.
-¿Quién me ayudará a sembrar el trigo? les preguntó.
- Yo no dijo el pato.
- Yo no dijo el gato.
- Yo no dijo el perro.
- Muy bien pues lo sembraré yo dijo la gallinita.

Y así Marcelina sembró sola su grano de trigo con mucho cuidado. Abrió un agujerito en la tierra y lo tapó. Pasó algún tiempo y al cabo el trigo creció y maduró convirtiéndose en una bonita planta.
-¿Quién me ayudará a segar el trigo? preguntó la gallinita roja.
- Yo no dijo el pato.
- Yo no dijo el gato.
- Yo no dijo el perro.
- Muy bien si no me queréis ayudar lo segaré yo exclamó Marcelina.

Y la gallina con mucho trabajo segó ella sola el trigo. Tuvo que cortar con su piquito uno a uno todos los tallos. Cuando acabó habló muy cansada a sus compañeros
-¿Quién me ayudará a trillar el trigo?
- Yo no dijo el pato.
- Yo no dijo el gato.
- Yo no dijo el perro.
- Muy bien lo trillaré yo.

Estaba muy enfadada con los otros animales así que se puso ella sola a trillarlo. Lo trituró con paciencia hasta que consiguió separar el grano de la paja. Cuando acabó volvió a preguntar
-¿Quién me ayudará a llevar el trigo al molino para convertirlo en harina?
- Yo no dijo el pato.
- Yo no dijo el gato.
- Yo no dijo el perro.
- Muy bien lo llevaré y lo amasaré yo contestó Marcelina.

Y con la harina hizo una preciosa y jugosa barra de pan. Cuando la tuvo terminada muy tranquilamente preguntó
- Y ahora ¿quién comerá la barra de pan? volvió a preguntar la gallinita roja.
-¡Yo yo! dijo el pato.
-¡Yo yo! dijo el gato.
-¡Yo yo! dijo el perro.
-¡Pues NO los la comeréis ninguno de vlosotrlos! contestó Marcelina. Me la comeré yo con todlos mis hijlos. Y así lo hizo. Llamó a sus pollitlos y la compartió con elllos.

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