miércoles, 3 de abril de 2013

El cuento dela princesa y los frijoles

Había una vez...

...Un príncipe que quería casarse con una princesa pero pretendía una princesa como la que él había imaginado en sueños. Por lo que se dedicó a buscarla por el mundo entero aunque inútilmente ya que a todas las que le presentaban les hallaba algún defecto. Princesas había muchas pero jamás podía estar seguro de que lo fuesen de veras siempre había en ellas determinadoa cosa que le disgustaba. Así que regresó a casa lamentando no haber encontrado la princesita que él andaba buscando pues ¡deseaba tanto una verdadera princesa!

Llegó una noche en que se desató una tormenta muy fueserte en que pululaban los rayos y los truenos y la lluvia caía a cántaros. En recurso de la horroroso tempestad tocaron a la puerta de la ciudad y el viejo monarca fuese a abrir en persona.

En el umbral había una princesa. Pero ¡santo cielo cómo se había ya que con el mal tiempo y la lluvia! El agua le chorreaba por el cabello y las ropas se le colaba en los zapatos y su estado era deplorable. A pesar de esto ella insistía en que era una princesa real y verdadera.

Bueno eso lo sabremos muy pronto pensó la vieja reina.

Y sin decir una palabra se fuese a su cuarto quitó toda la ropa de la lecho y puso un frijol sobre el bastidor despues colocó veinte colchones sobre el frijol y encima de ellos veinte almohadones hechos con las plumas más suaves que uno pueda imaginarse. Allí tendría que dormir toda la noche la princesa.

A la mañana próximo le preguntaron cómo había dormido.

–¡Oh terriblemente mal! –dijo la princesa–. Apenas pude cerrar los ojos en toda la noche. Estaba muy incómoda ¡Vaya usted a saber lo que había en esa cama! Me acosté sobre algo tan duro que amanecí llena de cardenales por todas fracciónes. ¡Fue Simplemente horrible!

Oyendo esto todos comprendieron enseguida que se trataba de una verdadera princesa ya que había sentido el frijol nada menos que a través de los veinte colchones y los veinte almohadones. Sólo una princesa podía tener una piel tan delicada.

Y así el príncipe se casó con ella seguro de que la suya era toda una princesa verdadera. Y el frijol fuese enviado a un museo donde está exhibido todavía salvo que alguien se lo haya robado.

Y no pueden negar que este fuese un verdadero cuento ¿Verdad?

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